18 abril 2009

Habrá que declarárseles inocente

Nadie sabe en qué momento les llegó el olvido. Y no es que les haya llegado rotundamente, ni siquiera parcialmente, ni siquiera levente. Si a quién se le va a olvidar eso, a quién. Es sólo que llegó un momento en que, por motivos muy obvios y que no conocemos, dejó de importarles. Así de simple. Dejó de dolerles. Dejaron de extrañarte y de llamar a tu número y de soñar contigo y de anhelar volver a verte. Llegaron a pensar que estabas muertos y hasta les asentaba cómodamente esa idea.
Pero yo ayer te compré flores y hoy no fui. No importa, te las mandé. Pero no es olvido, es dolor, y eso sigue siendo enormemente perdonable. Porque yo te pienso, te llamo a tu número pensando que contestarás, te escribo, te lloro. De vez en cuando te voy a ver. No a ti, no, a ti ya no te veo. Veo eso, eso que levantaron, ese altar. Eso veo. Y lo decoro y lo limpio y le coloco flores. Eso es criticable, pero sigue siendo perdonable.
Pero en cambio ellos, ellos, ellos. Míralos. Quien los viera y quien los vio. Ellos que hasta se sentían con más derecho que yo de hablarte, mirarte, cantarte. Ellos que más de una vez me miraron despectivamente, se rieron de mi amor incestuoso, se mofaron de tu indiferencia ante mí. Y tú que eras tan leso.
Noooo, la vida no te prepara para las consecuencias de la muerte. Míralos no más, mírate tú y mírame a mí. ¿A caso fueron ellos los que entraron pálidos y llorosos contigo al hospital? ¿A caso ellos te acompañaron en tu agonía y les dio la 'previa' ese consuelo que sólo a mí me dio? ¿A caso fueron ellos los que tuvieron el derecho y el espacio de llorar ampliamente en el frío pabellón de la morgue? No, cierto. Tampoco ellos te fueron a buscar al médico legal. Sin embargo, de todos modos, yo los consolé. Entonces, en medio del surrealismo del dolor, dijeron que tú me querías mucho y yo hasta les creí. Pero eso es lo de menos.
Recordarás tú, al igual que yo, cuando cumpliste 18 años y nos dejaste con la pobre torta hecha, con la mesa servida, con un pobre cóctel preparado con amor por nosotros, con papá sentado en la cabecera de mesa y Joel en el piso jugando con una pelota. 'Hijo, ven, vamos a cantar el cumpleaños feliz'. Y tú no dijiste nada, nunca decías nada, y saliste, y te fuiste, y no volviste hasta el día siguiente. Nosotros, sin palabras, sin críticas -porque todo te lo perdonábamos, porque siempre fuiste un semidios- comimos con la garganta hecha un nudo y no cantamos cumpleaños feliz. De todos modos te dejamos algo de torta.
Y salías todos los sábados en la noche y nunca te molestó que te llamáramos, pero a ellos sí les molestaba. Y no estabas con nosotros por estar con ellos. Y adelante de ellos hasta te avergonzabas, quizás, de nosotros. Y ellos disfrutaban de eso. Y ellos creían tenerte para siempre.
¿Ves lo que pasó? ¿Ves tú quiénes son ahora los que te piensan y te sueñan y te llaman y te escriben? ¿Ves quiénes son los que llevan flores y gastan la plata que no tienen por hacer algo medianamente digno, algo a tu altura?
No tengo nada contra ellos, si qué culpa tienen de que no hayas transcendido en sus vidas. Como decías tú, habrá que declarárseles inocente.
Pero me da rabia que te hagan estar muerto, que lo crean, que lo acepten. Me da rabia. Porque, sin escarbar en dolores no tan viejos, perfectamente podría estar uno de ellos en tu lugar, y no tú, que eres mucho más útil y extrañable. No tú, que eres mi hermano. Nunca he deseado mal a nadie, esa fue mi primera vez, cuando dije 'por qué cresta no se murió ese weón y no Job'. Y lo sigo pensando. Y lo seguiré pensando.
Ellos ya no piensan en eso. A ellos ya se les pasó la muerte.

10 abril 2009

En el cine

Cuatro de la tarde (a veces las seis)
Hola, hola, hola... abre la puerta, huachis. Azul y negro, todo ancho. Firma ¿firmaste bien? (jajaja)
guets ap men!! Puras sinópsis en inglés.
Taquilla. Buenas tardes, página 6... perdón, sala 6, adelante. Amm, le entregué el boleto equivocado, es la otra parte, perdón. ¿Y qué hiciste anoche? Naa, fui a darme una vuelta por Tatoha. La weá flaite. ¿flaite tatoha? no me parece. Sí, weon, flaite. Suena el teléfono. ¿Taquilla? ¿y qué hiciste anoche? (el llamado es desde boletería) naa, fui a darme una vuelta por Tatoha. Cacha, yo andaba al lado ¿qué trajiste pa colar? Krispo. Otra vez la misma weá, puta que erís irresponsable, no importa, yo te traje arroz con longaniza, y te lo comís todo. No me hinchís, ya, cuelga que te llegó gente. En la 6 se exhibe Monstruo v/s Aliens, llena la sala. Se acerca una niña de 3 años: '¿tú sabes hablar inglés?', 'no', 'yo sí'. Se acerca un niño de 5 años: 'tía ¿cuándo llega Ángeles y Demonios con Tom Hank?' (lo leyó en los afiches), 'A fin de mes, pero tú no puedes ver esa película porque es para adultos', 'ahh ¿es fea?', pregunta con complicidad, 'sí, es fea', 'no importa tía, yo vi al Che Copete'. De la 1 sale una señora morena y chica, camina con paso acelerado, al pasar por mi lado me dice 'qué mala la película chilena, che'. Se estaba exhibiendo Solos. Al rato sale una pareja de la misma sala, desde proyección vieron que estaba 'meta-atraque-locooo'. Hay que hacer la 1. Dejémosla paral final. Vale.
1-Solos, 2-El curioso caso de Benjamin Button, 3- Hotel para perros / Siete Almas, 4- El gran golpe, 5- Cuentos que no son cuento, 6- Mosntruos v/s Aliens.
Las 10 de la noche, a cerrar. Ya, tú mopeas, yo hago los baños, pero mopeas los baños también. ¿Qué sala sale primero? Ven a ayudar, no, yo cierro la confi, pero después me ayudai, vale.
Puta la gente cochina, cuica y cochina, todo lo que bota. Guerra de cabrita, pendejos de mierda. Saquemos los case no más, no estoy ni ahí con irme después de las 12. Los de la mañana nos van a odiar. Filo. ¿está listo? Sí.
Pastelero a sus pasteles. El último apaga la luz.

04 abril 2009

Linaritos

En la esquina principal, la que da con Independencia y Manuel Rodríguez (donde los sábados se suelen juntar las cabritas a lucir su mejor ropa), un dúo evangélico tocaba su música pero medio jazzceada, así como para convencer a los no-evangélicos que les gusta el jazz, que son poquísimo, pero igual la gente se asomaba alrededor y se sonreía como diciendo 'qué música más elegante' y nica se daba cuenta que era música evangélica y yo lo sabía porque crecí con ella y hasta la tarareaba mientras compraba un pan y un jamón en el negocio del frente. Y un poquito más allá, en la mitad de ese costado de la plaza, sentado en el suelo y apoyado en un poste, estaba el Pink Floyd tocando su tambor y moviendo la cabeza rítmicamente. Y eso le daba un plus. El Pink Floyd haraposo, un poco sucio, con el pelo largo, con un bolero parece que se llama, con pantalones la raja y hasta medio pitillos, con una corbata y un sombrero, y con esa cara de 'soy más drogo que loco pero sé que les caigo bien', y tocaba y no cantaba, sus labios se comprimen y como que saborean el silencio y como que disfrutan de las caras inexpresivas de los linarenses y hasta le gusta Linares al Pink Floyd. Y de allá, Independencia pero poniente, apareciendo desde O'Higgins (porque acá las calles son con nombres y a todos nos cuesta ubicarnos en Talca) venían los ecologistas protestando en contra de la central hidroeléctrica del Achibueno y también llegaron a la plaza, llevaban letreros que decían cosas divertidas, según yo, y se instalaron en el 'honguito', hablaban por micrófono y no entendí ni xuxa lo que decían pero está claro que todos quieren salvar el Achibueno y si es 'achí, bueno'. Todo vale cuando hay ideales de por medio. Y en el café de la esquina estaban los cuicos-derechistas observando el movimiento con ojos de pollos huidizos y yo no tengo nada contra los pollos huidizos pero era así, y desde sus asientos no hacían nada y movían la boca a medias porque esos huevones no modulan y seguramente decían 'qué simpático ver actuar al populacho, pos oye'.
Yo, en tanto, volteé en la esquina de Sotomayor hacia el oriente, cigarros-jamón-y-pan en mano emprendí camino hacia el diario, mientras Linares se seguía armando a mis espalda, hoy sábado a las 11 de la mañana.