19 febrero 2009

Doctor...

- Doctor ¿Y se puede morir?
- Está delicado. Existe un 35% de posibilidades de que no sobreviva.
- ¿Y qué se puede hacer para que eso no ocurra, doctor?
- Hay que esperar como va evolucionando.
- ¿Evolucionando a qué, doctor?
- No sé. No sé de lo que hablo. No sé lo que me preguntas, muchacha de ojos llorosos.



- Hace un rato había un 35% de posibilidades de que muriera, doctor ¿Qué pasa ahora?
- Digamos que ese porcentaje aumentó a un 50%
- Doctor, por favor haga algo para que no muera.
- No sé qué hacer. No sé que se hace. No sé de qué me hablas, muchacha del rostro duro.



- Doctor ¿qué pasa ahora?
- Está todo muy complicado. Tu hermano no sobrevivirá.
- Está bromeando, doctor.
- Tiene muchos daños neurológicos.
- ¿Y eso qué, doctor?
- No sé. No sé qué es eso, algo significará. No sé qué quieres saber, muchacha de los ojos hinchados.



- Doctor…
- Se le hizo esto, hicimos esto otro, operamos lo de allá y lo de más acá también. El cerebro, el cráneo, el ‘paño’, la cabeza, los doctores, las máquinas, los millones, ISP, Mutual, ASCH. Falleció en el momento en que le sacamos… la operación fue un éxito, estamos contentos, satisfechos, con el pequeño detalle que tu hermano no sobrevivió.
- Doctor…
- Ya no sé qué más decir. No sé lo que hicimos. ¡No me preguntes nada! Pero murió esa persona de la camilla 5 que operamos a las 17:55 horas y para lo que tuve que interrumpir mi teleserie favorita. No sé qué quieres, no sé qué necesitas saber, no sé qué harás ahora, muchacha de la mirada perdida, muchacha los labios mordidos, muchacha de los brazos arañados, muchacha destruida, muchacha inconsolable, muchacha que lloras mientras escribes. Murió tu hermano, era sólo un paciente más. Te quedaste sin un brazo, era sólo un brazo más. Se te secó el alma, era sólo un alma más. Qué quieres que haga yo.

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