04 abril 2009

Linaritos

En la esquina principal, la que da con Independencia y Manuel Rodríguez (donde los sábados se suelen juntar las cabritas a lucir su mejor ropa), un dúo evangélico tocaba su música pero medio jazzceada, así como para convencer a los no-evangélicos que les gusta el jazz, que son poquísimo, pero igual la gente se asomaba alrededor y se sonreía como diciendo 'qué música más elegante' y nica se daba cuenta que era música evangélica y yo lo sabía porque crecí con ella y hasta la tarareaba mientras compraba un pan y un jamón en el negocio del frente. Y un poquito más allá, en la mitad de ese costado de la plaza, sentado en el suelo y apoyado en un poste, estaba el Pink Floyd tocando su tambor y moviendo la cabeza rítmicamente. Y eso le daba un plus. El Pink Floyd haraposo, un poco sucio, con el pelo largo, con un bolero parece que se llama, con pantalones la raja y hasta medio pitillos, con una corbata y un sombrero, y con esa cara de 'soy más drogo que loco pero sé que les caigo bien', y tocaba y no cantaba, sus labios se comprimen y como que saborean el silencio y como que disfrutan de las caras inexpresivas de los linarenses y hasta le gusta Linares al Pink Floyd. Y de allá, Independencia pero poniente, apareciendo desde O'Higgins (porque acá las calles son con nombres y a todos nos cuesta ubicarnos en Talca) venían los ecologistas protestando en contra de la central hidroeléctrica del Achibueno y también llegaron a la plaza, llevaban letreros que decían cosas divertidas, según yo, y se instalaron en el 'honguito', hablaban por micrófono y no entendí ni xuxa lo que decían pero está claro que todos quieren salvar el Achibueno y si es 'achí, bueno'. Todo vale cuando hay ideales de por medio. Y en el café de la esquina estaban los cuicos-derechistas observando el movimiento con ojos de pollos huidizos y yo no tengo nada contra los pollos huidizos pero era así, y desde sus asientos no hacían nada y movían la boca a medias porque esos huevones no modulan y seguramente decían 'qué simpático ver actuar al populacho, pos oye'.
Yo, en tanto, volteé en la esquina de Sotomayor hacia el oriente, cigarros-jamón-y-pan en mano emprendí camino hacia el diario, mientras Linares se seguía armando a mis espalda, hoy sábado a las 11 de la mañana.

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