03 octubre 2009

Nos sobran los motivos

Pero quizás alguna vez volvamos a ser enemigo y eso quizás sería bueno y sería bueno quizás que fuese bueno y si quizás será bueno entonces pa qué me quejo...
Pero es que la cagué, ya lo sabes, ensucié con el barro de mis zapatos tus manos tan lindas, tan cálidas, tan suaves, que no hacían más que sostenerme mientras yo trataba de alcanzar la estrella, esa estrella ¿te acordai? Y yo todo el rato pendiente de llegar más alto que ni siquiera me importaba si me caía o no, si te dolía o no, si te pesaba o no. Yo sabía que tú estabas quietecito y que hasta eras feliz y, lo que más me gusta, quizás hasta te burlabas de mí y mi inocencia o ingenuidad, pero seguías ahí, con las manos embarradas y sin ver ni una puta estrella porque yo te las tapaba. Hasta que pisé mal y me saqué la cresta y tú creíste que no me dolió.
Me ayudaste a levantarme y mi mano se ensució con tu mano que se ensució con el barro de mi zapato... y ahora me sueltas y aquí estoy, sucia y sin estrellas, aporreada pero en pie.

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