18 julio 2009

Otros gatos

El gato estaba borracho y no quiso arañar, sólo moder un poco, maullar con las fuerzas que le quedaban, y frotarse contra mi cuello como si aún quedara en mí algo de olor y en él algo de olfato.
Se le erizaron los pelos y la cola se curvó, entre el humo y la risa cerró los ojos y fingió fingir que fingía dormir. Pero lo hizo, aunque nunca se lo contaré.
Así, entre ese gato y otro gato, camada de gatos, jauría de gatos, bandada de gatos, manada de gatos, se fue pasando el tiempo y muriendo los años.
Llegó el invierno. Pasó el Otoño. O-Toño.

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